analisis:astronut

Astronut

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Título Astronut
Género Plataformas
Año 1984
Máquina 48K/128K
Jugadores 1 jugador
Compañía Software Projects
Autor Patrick Richmond
Enlaces Descarga de WOS.
Descarga disco DSK de El Trastero.
Análisis Revista Crash.
Análisis Revista Sinclair User.


Software Projects se hizo famosa por un personaje mítico: el minero Willy, y después coronó su andadura, no muy prolífica comparada con otras compañías de la época, con las licencias de Dragon's Lair y Dragons's Lair 2. Pero entre medias de estos sacó poco menos que docena y media de juegos y su época más activa fueron los primeros años de vida del Spectrum y, más concretamente, el 83 y el 84, desapareciendo en el 88 con el “extraño” Star Paws.

De estos primeros años, 1984 (como curiosidad en la carátula del juego pone copyright de 1983 y en el juego del 84), es el juego que analizamos hoy: Astronut. Patrick Richmond fue su padre, un autor del que tenemos constancia de pocas creaciones, únicamente tres juegos, que no se hicieron muy famosos, pero que son bastante entretenidos.

En el juego eres un astronauta que está colonizando un planeta distanciado muchos años luz de tu hogar. Llevas meses esperando un carguero espacial que te trae avituallamiento para seguir con tu misión, pero cuando está acercándose a su destino atraviesa una tormenta de meteoritos y estalla, dispersando toda la mercancía por la superficie del planeta. Ahora tu misión es recoger todos los contenedores y depositarlos en unos transportadores de materia para llevarlos al almacén.


Pantalla de presentación del juego.

Pantalla de presentación del juego.


Con este argumento tan simple comenzamos nuestra aventura, que no será nada sencilla. El juego es del estilo plataformas, pero con unos toques de estrategia para llevar los contenedores a su destino que nos harán pensar.

En cada pantalla irán apareciendo tres contenedores consecutivamente, que tendremos que ir llevando hasta la parte inferior de la misma, donde están los transportadores de materia. La manera de moverlos es empujándolos lateralmente y ellos mismos caerán por la fuerza de la gravedad hasta niveles inferiores cada vez que no tengan superficie donde sustentarse debajo de ellos. Nuestro personaje puede desplazarse a izquierda y derecha libremente. Para descender se usa el mismo método gravitatorio que con los contenedores, y no te preocupes que por muy alta que sea la distancia que te separe del suelo, no te matarás; pero para subir necesitarás impulsarte con unos géiser que hay por la pantalla y que te despiden hacia la plataforma que tengas justo encima, pero estos géiser no te lanzarán cuando tú quieras, tendrás que esperar a que se activen, lo cual hacen cíclicamente cada pocos segundos. En otras pantallas tendrás escaleras para ascender pero para irritarte más no podrás subir a tú ritmo, una vez situado en una te llevará arriba sin detenerse y si en ese momento pasa un enemigo…

Ahhh, los enemigos, parafraseando al gran poeta Simeone. Estos abundan por la superficie del planeta, y hay una gran variedad de ellos. Por suerte tenemos un método para deshacernos de este incordio: podemos depositar unas bombas que estallan en unos instantes después de colocadas y que destruirán al alienígena en cuestión. Hay que calcular muy bien, ya que no llega ni al segundo de tiempo lo que tarda en hacer explosión, pero es una buena herramienta para ayudarnos en nuestra tarea. Los enemigos los tenemos de varios tipos: unos que se mueven cíclicamente por la pantalla y de los que podemos prever su ruta para calcular nuestros movimientos y otros que lo hacen aleatoriamente, rebotando o cambiando la dirección a su antojo, con lo que nos lo pondrán difícil de veras.

Además de todas las dificultades mentadas hay más, sí, para acabar con tus nervios del todo. Tenemos algunas plataformas que se desplazan para terminar desapareciendo en las que dispondremos del tiempo justo para cruzarlas o aprovecharnos de ellas; cañones que disparán intentando alcanzarnos, e incluso con balas que rebotan cambiando su dirección. Y el tiempo, que pasa sin parar, rápido, sin darnos tregua, y que tenemos en una cantidad muy escasa en cada pantalla. No podemos quedarnos pensando de qué manera vamos a solucionar cada fase, en cuanto nos durmamos y queramos reaccionar veremos que apenas nos queda margen disponible.


El primer nivel, comienza la aventura.

El primer nivel, comienza la aventura.


Los controles del juego son muy sencillos. Tenemos tres teclas básicas para controlar a nuestro colonizador: 'Z' para desplazarte a la izquierda, 'X' hace lo propio a la derecha y 'ENTER' para depositar la bomba. El personaje se controla muy bien ya que el movimiento es rápido y preciso, respondiendo al instante a nuestras pulsaciones de tecla. Tenemos la opción al comenzar el juego de optar por usar el teclado o un joystick con norma Kempston. Aunque hay que decir que esta opción solo está disponible jugando desde la versión en cinta en nuestra máquina o si juegas en emulador con la copia en formato TZX. El archivo en TAP no da esta posibilidad.

El movimiento de los diferentes sprites por pantalla es correcto, desplazándose con fluidez, aunque en determinadas ocasiones apreciaremos un ligero parpadeo, especialmente en el momento de empujar los contenedores. Únicamente hay alguna ralentización de los mismos si tienes activada la 'música' durante el juego y subes alguna escalera.

Los gráficos son vistosos y coloridos, teniendo en cuenta la época de la que data el juego. El personaje principal no tiene un tamaño demasiado grande, yo diría que clavado a nuestro adorado Willy, pero más que suficiente para el tipo de juego en el que participa. De enemigos tenemos una gran variedad, bien diseñados y con ese toque 'extraño' que tenían los primeros juegos de Spectrum, mezclando aliens imposibles salidos de una fértil imaginación con fauna terraquea: caracoles, peces, aves, etc. En cuanto a los decorados, están bien diseñados, las diferentes plataformas varían mucho en sus estilos entre las diferentes pantallas integrándose correctamente en cada una de ellas.

El interface es sencillo, estando situado en la parte superior de la pantalla y ocupando apenas dos líneas de ella, dejando así gran parte para la zona de juego. En primera línea tenemos nuestra puntuación, seguida del número de vidas y el record actual. Y justo debajo está el medidor del tiempo, una barra horizontal roja que se va tornando amarilla cuanto menos nos quede.

El punto flojo del juego es el sonido, en el cual no se esmeraron ni mucho ni poco, más bien nada. La 'música' que nos acompaña durante el juego es una sucesión de media docena de pitidos cíclicos que acaban con la paciencia de cualquiera. Por suerte tenemos disponible la tecla 'Q' para quitarla y, de paso, terminar con el problema de ralentización que comentábamos antes. Al margen de esto los efectos durante el juego también son mínimos, limitándose a un pitido cuando nos matan y un efectillo al subir escaleras y ser impulsados por los géiser. Uno echa de menos la música del Manic Miner al ver estas situaciones…


Malditos ¿dragones?...

Malditos ¿dragones?….


En cuanto a dificultad y jugabilidad, son altas las dos. Los quince niveles que componen el juego se van a ir complicando cuanto más avancemos, pero ello no implica que nos obligue a desistir de seguir jugando, ya que es bastante adictivo, a mi particularmente me ha tenido enganchado durante horas. La dificultad es progresiva y dispone de una buena opción como es poder elegir el nivel desde el que comenzamos a jugar. De esta manera cada vez que nos maten las tres vidas de que disponemos en un comienzo no tendremos que empezar desde el principio del juego de nuevo.

La presentación del juego físicamente es la típica de la época: caja de plástico de tamaño estándar, con una carátula con dibujos divertidos y coloristas, marca de la casa. A la cinta se le unen unas muy escuetas instrucciones, que no explican ni las teclas del juego, solamente el argumento y una hoja de códigos de colores, ya que el juego viene protegido con ese sistema. Al comenzar el juego nos preguntará una clave al azar y si fallamos en dos ocasiones se reseteará el Spectrum.

Resumiendo, Astronut es un juego divertido que engancha, bien diseñado, con unos gráficos agradables y con la simplicidad de los grandes. Pero que le falta algo para llegar a ser un clásico. Quizá el sonido, punto muy débil en la producción, o lo poco conocido que era. Lo que sí es cierto es que nos hará pasar muy buenos momentos.

Valoraciones
Originalidad: [ 6 ]
Gráficos: [ 6 ]
Sonido: [ 0 ]
Jugabilidad: [ 9 ]
Adicción: [ 8 ]
Dificultad: [ 8 ]


Trucos:


Miguel A. García Prada
Febrero 2005
MagazineZX #11

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  • Última modificación: 18-03-2009 23:04
  • por sromero